Opinión
A lo Macri, Lasso es el nuevo Presidente de Ecuador
Por Julián Álvarez Sansone
- 24-04-2021
Recientemente, el candidato del partido de centroderecha CREO, Guillermo Lasso, fue electo presidente de Ecuador en su tercer intento luego de haber sido vencido en dos oportunidades contra distintos candidatos del espacio que lidera Rafael Correa. En esta ocasión, no disputó la contienda contra Correa, ex mandatario desde el 2007 al 2017, sino con uno de sus pupilos, el joven Andrés Aráuz, de 35 años. Esta segunda vuelta puede ser vista como un referéndum entre correísmo y anticorreismo de diversas tendencias que, en esta ocasión, cerró filas por salir de la corriente que tuvo una hegemonía en los últimos 14 años y que pese a perder la elección, es la segunda fuerza política en la Asamblea con 46 legisladores de un total de 137.
Es menester comentar que durante el período previo a la segunda vuelta, una fuerte polarización jugó el partido en diversas arenas políticas. Uno de los encuentros claves se produjo de manera permanente en las redes sociales (sobre todo Facebook y Twitter) donde los mensajes trataron de capturar el voto de los indecisos y tratar de reducir el porcentaje de votos nulos. Cabe aclarar que un 50% de la población no había votado en la primera vuelta a favor de ninguno de estos dos finalistas. El correísmo, con Aráuz a la cabeza, siguió el mismo libreto que el 2007, una posición en contra del sistema bancario, dado que Lasso, el candidato de derecha, es el principal accionista de uno de los bancos más importantes de Ecuador. Es decir, desde el correísmo se buscó repetir la conocida receta que dio resultado en elecciones anteriores, pero esta vez no salió bien.
Guillermo Lasso apostó por un mensaje y una estrategia muy similar a la de Macri en las elecciones de 2015. Así, en sus apariciones en actos y apariciones en medios de comunicación brindó discursos que desnudaban la crisis humanitaria de Venezuela y el fracaso del modelo económico de los países que han optado por el denominado “Socialismo del Siglo XXI”. En su lucha contra el correísmo, le recordó al electorado las serias denuncias de corrupción que recaen contra ese sector de la política ecuatoriana. Según algunos analistas ecuatorianos como César Ulloa, Lasso tampoco se reinventó del todo, aunque agregó un mensaje en su campaña que caló hondo en la mayoría de la población: la idea de “reencuentro” en frases de diálogo, respeto, unidad nacional y oportunidades para los segmentos de la población en condición de pobreza y extrema pobreza. Además, supo sintonizar y canalizar el cansancio que genera la polarización en la sociedad ecuatoriana. Todo muy similar a la estrategia de Cambiemos implementada con éxito en las elecciones del 2015 y 2017, donde primaron ideas como “pobreza cero”, “diálogo”, “consenso”, “no queremos ser Venezuela”, “inversiones” y “más oportunidades para todos”, entre otras cosas.
Como en Argentina, una de las disputas más importantes de la campaña ecuatoriana se jugó en los medios de comunicación, dado que continúan gozando de mayor credibilidad y sintonía con la gente pese al auge de las iniciativas digitales y las redes sociales. Otra de las similitudes con Argentina es que el sector mayoritario y más influyente de la prensa ecuatoriana cerró filas en contra del correísmo, debido al estilo confrontativo que caracterizó a Correa desde su primer mandato, cuando los periodistas investigaban la corrupción en su gobierno. Lasso supo usufructuar esto, y además de tener más experiencia que el candidato Aráuz, estuvo muy bien asesorado por un Durán Barba que supo qué hacer al mando de la campaña electoral del banquero. El candidato del correísmo, cabe aclarar, es un joven de 35 años con perfil bajo que fue ministro de Correa y fue catapultado a la candidatura presidencial sin el apoyo total de su espacio partidario.
“Al igual que Macri y Scioli en 2015, los dos candidatos ecuatorianos se disputaron cada voto en todas las provincias. ”
Pese a las limitaciones de movilización que causó la pandemia, oreo escenario de disputa fue el territorio. Al igual que Macri y Scioli en 2015, los dos candidatos ecuatorianos se disputaron cada voto en todas las provincias. No obstante, gracias al buen asesoramiento de Durán Barba, la agenda de Lasso fue más amplia, integradora y mejor organizada. En este tercer eje en disputa, el candidato de derecha agregó en sus recorridos visitas a distintos segmentos de la población vulnerable, sobre todo en condición de pobreza en las áreas rurales y campesinas. Pese a que varios de estos sectores no votaron por él en la primera vuelta, fue importante que sus candidatos se manifestaran a favor, como el caso del socialdemócrata Xavier Hervas. Cabe resaltar que Macri en 2015 había tomado una estrategia similar, cuando recorrió en su campaña poblaciones de barrios vulnerables del conurbano, de la Ciudad de Buenos Aires y también realizó varias visitas a jubilados en distintos puntos del país.
Paralelamente, de manera similar al kirchnerismo, el correísmo trató de captar el voto joven y el de las clases más bajas reproduciendo en sus militantes las añoranzas de los primeros años de la Revolución Ciudadana, en donde se percibió una bonanza económica que les había permitido avanzar en materia de derechos sociales y económicos. No obstante, cabe aclarar, esto no resultó suficiente. La figura de un Rafael Correa belicoso y conflictivo le jugó en contra a su candidato, en un contexto en donde la sociedad ecuatoriana quería ponerle paños fríos a la polarización y buscar más diálogo entre los actores políticos y económicos. Según explicó el analista ecuatoriano César Ulloa en una charla brindada para el medio digital Cronistas Latinoamericanos, el votante de aquel país ya vive con miedo a la pandemia y no quiere revivir otro de sus miedos: el de la polarización. Eso explica, en buena medida por qué dio mejor resultado el mensaje del “reencuentro” propuesto por Lasso.
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En suma, se trata de una campaña con componentes muy similares a los vividos en Argentina durante los últimos años. Si bien el contexto es muy diferente (una pandemia que hace estragos en la sociedad y en la economía para la cual ninguno de los políticos está realmente capacitado para afrontar), las estrategias de campaña de los candidatos ecuatorianos fueron similares a los de sus pares argentinos. En eso, una vez más, se puede apreciar la inteligencia y la experiencia de Durán Barba, quien supo catapultar al empresario Mauricio Macri a la Casa Rosada, ahora hace lo mismo con el banquero Guillermo Lasso en Ecuador.
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Julián Álvarez Sansone es politólogo y escritor