Análisis Internacional
Martes, 18 de diciembre 2018
¿A Superman le hubieran dado la American Visa?
“Analicemos el Pacto de Migración, pensando en el superhéroe estadounidense por excelencia (perdón Capitán América), el inmigrante ilegal: Superman”
Por Mauricio Zárate Gozálvez
El 13 de julio del 2018, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha acordado y “socializado” con todos sus miembros el “Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular” (en delante “Pacto de Migración”). Sin embargo, a pesar de amplia aprobación tácita por parte de prácticamente todos los Estados de la ONU, este 10 y 11 de diciembre, muchos Estados han decidido bajarse de este proyecto desvinculándose del mismo. Entre los Estados que no han aprobado este Pacto, está Suiza quien no lo ha rechazado, sino que explicó que antes de adherirse planteará el proyecto ante su Parlamento. Pero también hay Estados que de pleno hicieron público que no aceptarán el pacto, entre estos están los actualmente Gobernados por Gobiernos ultraderechistas como los de Austria y Polonia; pero este análisis se enfocará en el primer país en rechazar el Pacto (quizás sin siquiera haber leído el proyecto) y en uno de los últimos en salirse públicamente del mismo: el primero de ellos es (sorpresa sorpresa) Estados Unidos y el segundo Chile.
Comencemos con la historia: Jor-El un científico importante y su esposa Lara Lor-Van una astronauta; al descubrir que el planeta Kryptón iba a estallar, decidieron enviar a su hijo bebe en una cápsula lo más lejos posible, a un planeta lejano donde no sufra de la explosión: la tierra. Kal-El aterriza en Kansas, Estados Unidos en una lluvia de meteoritos (producto de la destrucción del Kryptón), dos granjeros de un pueblo llamado Smallville lo encuentran en un campo de maíz, y deciden adoptarlo como si fuera su hijo bajo el nombre terrícola de Clark Kent, que en un futuro cercano sería más conocido como Superman. Es más que curioso que el superhéroe más conocido de todos los tiempos y sobre todo, que más tiende a simbolizar el espíritu y “grandeza” de Estados Unidos es un inmigrante ilegal. A lo cual surge la evidente duda de si el inmigrante ilegal Clark Kent, hubiera sido rechazado por Estados Unidos y Chile; es decir, si hubiera sufrido la suerte de cientos de niños en Estados Unidos, de ser enjaulado y buscado el modo de botarlo de la “tierra de la libertad”; o en una pregunta paralela si el Presidente Sebastián Piñera le hubiera dicho que su migración es irregular y restringe la soberanía de Chile.
Volviendo a la realidad, es importante aclarar ciertas características del “Pacto de Migración” para contextualizar este hecho con dos crisis migratorias que afectan a Latinoamérica; Guatemala y Venezuela: empezando por el “Pacto de Migración”, la primera característica de ésta, es que las condiciones, objetivos, compromisos y aplicación no son vinculantes para los Estados firmantes, es decir, la ONU no tiene ningún poder coercitivo para obligar el cumplimiento del pacto; además de esto, el Pacto de Migración no deroga y abroga la política migratoria de los Estados, la misma seguirá vigente; y finalmente, respeta en todo sentido la Soberanía de los Estados. Una segunda característica es que este documento tiene 23 objetivos acompañados de principios y valores rectores de migración, que procuran humanizar las políticas migratorias, para (ojalá) detener noticias tan vergonzosas como la muerte de una niña de siete años que falleció de deshidratación mientras estaba en custodia de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, o estadísticas tan indignantes como la de UNICEF que determinó que hay 28 millones de niños forzados a abandonar sus hogares debido a todo tipo de conflictos en sus países de origen.
Seamos claros, medidas y objetivos como el Objetivo 8: “Salvar vidas y emprender iniciativas internacionales coordinadas sobre los migrantes desaparecidos” o el Objetivo 10: “Prevenir, combatir y erradicar la trata de personas en el contexto de la migración internacional”; parecen ser principios humanos evidentes. La migración venezolana y haitiana en Chile sí es una situación complicada, la migración masiva puede llegar a provocar problemas de inseguridad, además que la inclusión extranjera no es fácil ni para unos ni para otros; pero nos debemos hacer la pregunta como latinoamericanos: ¿Salvar vidas y combatir la trata de personas, no es una responsabilidad de la Comunidad Internacional y de la humanidad? ¿Ser el país más poderoso del mundo, y no poder mantener con vida a una niña de 7 años que sólo necesita agua y comida; no te vuelve un fracaso como país?
A Clark Kent no le pidieron cumplir requisitos para aceptarlo, a miles de migrantes que ayudaron a Estados Unidos a hacerla grande alguna vez, no les dieron la Visa Americana. Chile, como toda la región, es una mescolanza de culturas, personas y tradiciones con un mismo origen, como lo es América del Sur. Entiendo que facilitar condiciones favorables de trabajo (Objetivo 6) sí sea algo complicado, incluso para países (tanto Estados Unidos como Chile) que si bien tienen problemas de desempleo, estos no se asemejan a la situación venezolana y guatemalteca. En este sentido, reforzar la aplicación de normas y reglamentación de contratación u otorgar facilidades judiciales para los trabajadores del sector informal no parecen, desde ningún punto de vista, una medida que afecte a un país; sino más bien, lo fortalece al darle formalidad, legalidad y humanidad.
En concordancia con esto, habiendo compartido una estadística negativa, por qué no compartir una estadística positiva; según estadísticas de la ONU: “En el mundo, existen 250 millones de migrantes, que (…) contribuyen un 9% del PIB mundial, con casi 7 trillones de dólares al año”. ¿Por qué no humanizarnos desprendiéndonos de la ignorancia y el miedo a lo diferente; dándonos cuenta que los venezolanos y guatemaltecos nos brindarán sus experiencias de vida? A su vez, podrían ayudar a la economía puesto que nos enriquecerán con su cultura y, finalmente, estaremos haciendo algo positivo por hermanos latinoamericanos, que es lo mismo que decir que estaríamos humanizando el mundo.
Jor-El y Lara Lor-Van, al mandar a su hijo a un planeta diferente, tomaron muchos riesgos. Curiosamente, tuvieron la suerte de que su cápsula espacial llegara a un país con gente bondadosa y de gran corazón como es Estados Unidos. La razón de la migración de Clark Kent, fue la destrucción de su planeta por razones, digamos, ambientales; lo mismo que pasa con muchos inmigrantes haitianos, que no sólo migran por la pobreza en su país, sino también por los desastres naturales. Pero incluso si el motivo de migración de Clark Kent no hubiese sido la destrucción física de su planeta. Cuesta imaginar que razones como el hambre, la delincuencia, la inseguridad y la falta de libertades en Krypton, no hubiera sido también una buena razón para enviar a su hijo a un planeta donde sus condiciones de vida serían mucho mejores. Curiosamente, esa Kansas donde Jonathan y Martha Kent acogieron a un inmigrante ilegal; en el 2018, los papeleos de adopción y legalización de ese niño serían casi imposibles, entre otras cosas porque Estados Unidos decidió que no comparte con el Objetivo 4 del pacto: “Velar por que todos los migrantes tengan pruebas de su identidad jurídica y documentación adecuada”.
Sólo en el 2018 se calculan más de 2 millones de venezolanos que migraron y son miles de guatemaltecos que a pesar de todas las dificultades y peligros, deciden cruzar las fronteras y buscar una nueva vida en países que no conocen. Todo esto porque sus países están siendo destruidos, prefieren arriesgarse por sus hijos y por ellos mismos, antes que seguir viviendo en crisis permanentes de incertidumbre, hambre e inseguridad. En esta línea, lo único que podemos hacer como seres humanos, es solidarizarnos y apoyar de los modos que tengamos en nuestras manos. Al fin y al cabo, escuchar a jóvenes y niños venezolanos, historias de lo vivido en su país, del sufrimiento y sacrificios que tomaron durante su éxodo sempiterno no hacen más que probarnos que son super humanos.
Calificar la migración como un derecho humano, puede ser controvertido y merece un análisis riguroso; pero la vida, la salud, el empleo y la dignidad, sí son derechos humanos y lo que protege el Pacto de Migración, no es la migración per se, sino al migrante: un humano que merece tener derechos fundamentales. Al final, nadie sabe cuándo un inmigrante ilegal podría ser el Superman que tanto se necesita en el continente.
Mauricio Zárate Gozálvez es Abogado.