Sororidad – Género
Domingo, 24 de febrero de 2019
Angélica Sosa, el emblema de la nueva demonología en la política cruceña
“Es impensable para la clase política poner a una mujer en el espacio más alto. Siempre son los hombres; y nos dan a elegir hombres; y votamos democráticamente por hombres. “
Por Nelly Vázquez
Las mujeres todos los días nos enfrentamos a una realidad machista, para ésta no hay estrato social, ni raza, ni edad, ni pensamiento que nos diferencie a la hora de enfrentarnos a la violencia transversal que constituye la sociedad cruceña y boliviana. Negar esos hechos sería no ser sinceras con nosotras mismas. Esta sociedad se ha ido transformando gracias a mujeres valerosas que trabajaron por nuestros derechos de los cuales ahora gozamos y muchas no lo saben, porque además eso es algo que no se enseña.
Por primera vez en la Historia una mujer candidateó para el Comité Pro Santa Cruz, y perdió. Nunca hemos elegido a una Alcaldesa. Es impensable para la clase política poner a una mujer en el espacio más alto. Siempre son los hombres; y nos dan a elegir hombres; y votamos democráticamente por hombres.
A Angélica Sosa se la ha ido dibujando como una especie de “Demonia Política” absolutamente culpable del total fracaso de la inoperancia municipal Histórica. Se la tilda de Titiritera porque es inimaginable que una mujer aporte en las decisiones masculinas sobre el destino de la Ciudad, ese es asunto de hombres. Es inconcebible que su palabra esté por encima de la del hombre que no sólo está senil, sino que siempre ha sido un machista aprovechado y manoseador.
No escucho hablar tan despectivo de Percy. El pobre es inocente ya que es manejado por esta maquiavélica mujer. Se le tiene pena, se lo excusa porque “siempre fue así” y ahora “es viejo”. El pobrecito, frente a la que le ha usurpado el Poder. Eso es lo que nos vende la propaganda de la política cruceña. Cuando la realidad es otra, ni es un pobre hombre ni es ella sola, es un Partido. Ella es un actor político que tiene tanta responsabilidad con los ciudadanos por los desmanes en la Comuna cruceña, como las tiene el Alcalde electo y todos nuestros concejales.
La subida estratosférica que viene anualmente sobre los impuestos a inmuebles por ejemplo, no le compete a ella, sino a otro Oficial Mayor, pero aun cuando ha afectado directamente al bolsillo de todos los ciudadanos y ciudadanas que tienen un terrenito en Santa Cruz, no salió ni en las noticias. Claro, ella no era la responsable, es allí cuando pregunto ¿En serio nos creemos el cuento de que es una política cualquiera? Ninguno de nuestros políticos ha tenido un juicio de Responsabilidades ni nada parecido y el Alcalde sí que se ha sentado en esa silla varias gestiones ¿Qué hacemos? ¿Pedimos un proceso legal? ¿Un juicio por malversación? A mí me encantaría saber cuántas firmas son las que están en todas las contrataciones por ejemplo. Sería la mejor de las Hogueras para la mujer que equivocándose, se atrevió a tomar el Poder por las astas, lo que ninguna se atrevió a hacer. La juzgamos porque no es políticamente correcta y siendo mujer, suena hasta una carga en esta sociedad doble moral.
Es mujer, e inmediatamente tiene que cumplir no sólo roles de poder en un mundo de hombres, sino también ¿tiene que ser éticamente correcta porque es mujer? ¿Su género la tiene que convertir en una política diferente? ¿Por ser mujer DEBE tomar una causa? Podría ser, si nos limitamos a la interpretación en sentido estricto de la palabra “sororidad”; claro que sí, pero también sería bueno que exista un sentido amplio de esta misma palabra - los conceptos pueden pendular entre sentido estricto y sentido amplio, en tanto las necesidades de la conducta humana- ya que la conducta humana es dinámica. A su vez, el imaginario colectivo toma a sus personajes como símbolos que interpreta e incorpora a los componentes de su realidad y por ende de la constitución de sus verdades.
Un sentido que me amplíe el panorama hacia donde yo pueda usar la herramienta de la empatía, (si deseo hacerlo) en la que no necesariamente tenga que juzgarla peyorativamente, solo su aspecto negativo, sino tomando en cuenta su contexto histórico-social, es decir, es mujer en esta ciudad que no nos representa pero su imagen sigue siendo parte de nuestra construcción de imaginario colectivo, y por esa razón considero importante hablar de ella.
En el interior de nuestro imaginario colectivo si se toca alguna noticia o tema sobre la Arquitecta, inmediatamente sobreviene el comentario y la burla con sobrenombres como la Titiritera, descalificándola de hecho. Esas formas de expresión se van constituyendo en nuestra comunicación diaria. Ella es “mala” para los hombres, “mala” para las mujeres, “mala” para los LGBT, etc. en conclusión: ¡La única mujer en la política que sobresale termina siendo lo peor para esta sociedad! ¡Ella es el mal en un solo cuerpo! No nos olvidemos que cuando hay una resistencia, hay un Poder al que se opone. Cuando no hay Resistencia, uno de los Poderes ha ganado, se ha impuesto violentamente o goza de una resistencia útil. A mi criterio en este caso, gana el poder del patriarcado. Esto sucede no por que se tenga una mujer patriarca entre sus filas sino porque las anti-patriarcales también pensamos que ella es una patriarca y estamos en su contra. ¿Casual?
Eso es lo que construimos en una sociedad donde Una Mujer es la enemiga en común. Una funcionaria municipal de derecha. Si lo que duele es la derecha, no estamos hablando entonces de intereses de mujeres, sino de intereses de una línea ideológica política izquierdista, que se intenta implantar y que cada vez se enreda más en escandalosos hechos que denuncian: lo personal es político. Hay machismo en la Izquierda y en la Derecha ¡Por favor!
Los funcionarios municipales electos de Santa Cruz, todavía consideran como acción cultural una Retreta donde sólo falta que le canten el Cid Campeador al Señor Alcalde y a su Corte que lo alaba y por otro lado, esos mismos funcionarios denigran a la Alcaldesa, que además la Adulan todo el tiempo pues le temen. Esa visión macabra de un retroceso al Siglo XI es lo que está enraizado en estos simbolismos. ¿Qué esperamos?
El año pasado, cinco mujeres agredieron físicamente a Angélica Sosa cuando ella se encontraba Supervisando. ¿Normal? ¿Aceptable? Es violencia también. ¿Está bien quedarse callada? ¿Es sororo dejar que entre mujeres que pensamos distinto y venimos de distintos lugares – hogares – nos ataquemos entre nosotras? No digo que hagamos del mundo una taza de leche o que dejemos en paz el funcionarismo público inoperante, pero creo que si dejamos de deshacernos la imagen entre nosotras mismas sería un buen espacio para repensar como entendernos entre más mujeres. Nosotras ni nuestra imagen debería usarse, porque este mundo sigue siendo privilegiado para un género que es el masculino.
La mitad de la población mundial es femenina, esa mitad sigue siendo sometida en sus estructuras mentales y emocionales. Pocas mujeres en el mundo realmente logran ser exitosas, y durante años las mujeres venimos luchando por espacios de Poder. ¿Su éxito impide que nos solidaricemos con mujeres como ella? ¿Su privilegio? ¿No quisiéramos ser tan exitosas en nuestras carreras? Todas estamos en un mundo de hombres. ¿Todas tenemos que estar obligadas a consignarnos a la causa? ¿Peleamos por la no violencia o porque todas seamos de la misma religión? Y si ella no es de nuestra religión, ¿la juzgamos como hereje?
Ella es un político con falda que escaló bajo las reglas de los mismos políticos falocentristas, pero no es hombre para ser Lancelot y superó a todos con su astucia. Es más inteligente, sin duda. ¿Sabían que toda la vida, todos los Alcaldes han tenido Asesores, a los que se llegaba primero e incluso eran esperados por quienes querían obtener favores, algunos de ellos sus oficiales mayores, otros y otras del partido, pero nunca nadie por encima de él? Eso es nuevo y ella ganó la tuja. Habrá quienes hacen sus críticas directamente a la gestión municipal y su administración, y habrá quien en nombre de esa crítica aprovechen para desprestigiarla, allí radica la diferencia ética de mi opinión. No es, no decir la “verdad” de lo que pensamos que es “verdad”, es aprovechar para contribuir a un imaginario colectivo bastante abusivo con las mujeres y su imagen.
Considero que cada vez que le sumamos más poderes mágicos de inframundo a esta Demonia llamada Angélica Sosa, aportamos – sin quererlo – a un Patriarcado que es el único que se beneficia con la mitificación negativa de los símbolos femeninos. Dejo la pregunta abierta: ¿Se puede repensar una sororidad que tenga como una de sus características, buscar maneras de no aportar al desmedro de la imagen de las mujeres? Repensar las cosas, no significa moverlas de su lugar, significa abrirnos a más posibilidades de interpretación.
La Sororidad nos ha dado empatía, solidaridad, comprensión, y conciencia de que sólo a través de uniones fuertes, nuestros cuerpos pueden hacer política efectiva, hacernos visibles. Empoderarse es ser capaz de tener Poder. La sororidad, más que un concepto, es una experiencia constante.
Nelly Vázquez es abogada, estudiante de filología, poeta, feminista y activista Resiliente (Pro Ley de Arte, Culturas y Patrimonio).