Opinión

Castillos de naipes y tormentas de fuego Parte I

Desde una perspectiva histórica y evolutiva del pensamiento colombiano, es posible vislumbrar la burla irónica del universo respecto a la abundancia que acá se asesina

Por Diana Sofía Prag

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(Fuente:almudenataboada.es )

Lxs que hemos nacido en esta parte del mundo llevamos una maldición a cuestas que nos obliga a ver la vida reflejada en los ojos de la muerte; por eso hoy y siempre el tema será Colombia; bueno… Polombia, Locombia, Plomombia, Bobombia; bah ya no sé ni siquiera como llamar a mi país.

Una tierra de ensueño y realismo mágico, en definitiva; mas llena también, de oportunismo moral y servidumbre intelectual. Un país “libre” que, sin embargo, ha sido sometido por el macabro negocio del narcotráfico. La resolución fatal de esta situación en la vida nacional, ha dado como resultado la transformación del campo verde y fecundo, en desiertos negros de cadáveres.

El Estado avivato que se ha enquistado, sigue al servicio de la avaricia y la mediocridad, condenando a una nación entera a ser daño colateral del rentable negocio de la guerra. Por otro lado, la sumisión esforzada y patética de las élites hacia norteamericanos entrometidos y de aspiraciones ilimitadas, no hace más sino pordebajear el nombre de gente alegre y trabajadora que se encuentra envuelta por obligación en el negocio que más les estimula los cerebros y los bolsillos, a esos jefes rubios y fofos.

Desde una perspectiva histórica y evolutiva del pensamiento colombiano, es posible vislumbrar la burla irónica del universo respecto a la abundancia que acá se asesina; pues la mezcla hermosa, pero vilmente forzada de culturas y razas, fue ante todo impuesta por una estructura aristocrática colonial, que desde el principio no tuvo problema alguno en romper el primer mandamiento que vino a predicar.

“Saber que quiénes sustentan esta pseudo democracia, son unos farsantes asesinos; sofistas de la hipocresía y mercenarios de la muerte. ”

Lo anterior sobreviene en un pueblo diverso, apasionado y trabajador que es hoy; más ciego eso si, por los falsos dilemas morales que implicaron la matanza de miles y el hurto de millones, desde su mismísima primera concepción como virreinato… Pues bueno, de ahí la concepción feudal-fanática del presente.

Desde entonces, el carácter caótico que refleja la nación; ha implicado un conflicto de identidad que, asociado a la educación para la pleitesía, reivindica liderazgos enfermos y anacrónicos. Su premisa de: “bala es lo que hay, bala es lo que viene”; o la típica: “¡le doy en la cara marica!”, no son otra cosa sino la prueba reina, de una ignorancia profunda producto de verdades propias históricas sin afrontar.

Ahora, quiero que quede claro que lo que acá digo, no es más sino un acto propio de indignación y desahogo; y la verdad es que es tremendamente difícil aguantar la ira e impotencia que produce saber en manos de quiénes estamos. Saber que quiénes sustentan esta pseudo democracia, son unos farsantes asesinos; sofistas de la hipocresía y mercenarios de la muerte.

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Mi primer objetivo es simple: invitarlx a pensar sobre las masacres viles y ensordecedoras que se convirtieron en el hábito cruel de esta pandemia; y ser, asimismo, un eco de las muchas otras víctimas en masacres anteriores a estas; para poder cambiar el rumbo que llevamos en las próximas elecciones. En una cosa si tienen razón: “ojo con el 2022” (¡Pero ojo con ellos!)

El hecho ahora es que estamos en manos de unos incompetentes al servicio de un EX presidiario, que también es EX presidente. El problema radica en que este “Doctor”, como le dirán muchos de sus fieles y ciegos borregos; ha logrado el control casi pleno del Estado colombiano; esto incluso mientras pasaba su reclusión por cuenta del caso de manipulación de testigos, en aquel complejo con tufillo a Nápoles, del Ubérrimo.

En todo caso es evidente la cantidad de poder que este sujeto posee; y por ello quiero opinar sobre una salida a este esquema ruin y putrefacto en manos de este titiritero maquiavélico y vengativo.

Él, como jefe de una banda de sujetos mansamente educados para ser alevosos y estrambóticos, domina la esfera política nacional y del narcotráfico, desde por aquel entonces donde se le podría relacionar con Pablo Escobar.

Y ey, esto no lo digo solo yo; si quiere nos remitimos a la gran producción de memoria histórica que ha hecho por estos días, la serie famosa por haberle dado el alias a este buscado maleante: Álvaro Uribe Vélez alias “el Matarife”. Reconocido también por sus iniciales AUC.

Pero bueno, no me quiero equivocar; si bien es cierto que mis letras están bastante cargadas de disentimiento; no van, ni pueden ser, por cuenta de semejante monstruo; hoy vengo queriendo hacer un aporte personal a la realidad colombiana desde mi perspectiva simple.

Por cuenta de que el artículo es extenso, tuve que hacerlo en dos partes; lo invito entonces queridx lector(a), a continuar con la segunda parte de esta columna.

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Diana Sofía Prag es nómada.

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