Política - Sociedad
Miércoles, 30 de octubre de 2019
¿Existe paz después del paro nacional en Ecuador?
“La paz también es interpretada de acuerdo con el contexto económico, social, político y cultural.”
Por Gabriela Arias
(Lectura de 15 min.)

Para entrar en contexto es importante señalar la cronología de los hechos acontecidos a partir del primer día de octubre de 2019, cuando Lenin Moreno anunció el paquete de medidas económicas, las cuales expuso como acciones para reducir el gasto público. El jueves 3 de octubre se desata el primer día de paro, iniciado por el sector de transporte, se encontraba en desacuerdo con la eliminación al subsidio de gasolina.
Ese día se cerraron parcialmente varias vías a nivel nacional en forma de protesta. Horas más tarde el movimiento indígena declara su descontento y anuncian una gran movilización hacia la capital. El movimiento indígena, con su líder Jaime Vargas, no reclamaba únicamente la eliminación del subsidio a la gasolina, sino que también mostraba su descontento ante las demás medidas expuestas en el decreto 883.
El presidente actuó de manera apresurada, imponiendo un estado de excepción y el uso de la fuerza y represión por parte de la policía y los militares hacia grupos que hacían el uso libre de su derecho a la protesta y movilización.
Con el anuncio de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) sobre la movilización de este grupo social hacia la capital, las universidades junto a la Casa de la Cultura se organizaron para crear zonas de paz, las cuales fueron adecuadas como refugios y centros de acopio. Aquí permanecieron durante el paro personas de distintas nacionalidades indígenas del Ecuador En medio de la violencia y dificultad para movilizarse libremente, varias personas se solidarizaron y acudieron a estos espacios con víveres, medicinas, ropa y otros suministros. En la noche del día 9 de octubre, cayeron bombas lacrimógenas dentro de dos universidades y cerca de la Casa de la Cultura, espacios donde se albergaba un gran número de personas y voluntarios. La ministra de Gobierno, María Paula Romo en una rueda de prensa en esa misma noche, manifestó que había sido un accidente, lo que a la fecha aún se cuestiona y se rechaza.
El día 12 de octubre, el día en que se conmemora la resistencia milenaria, se dan los primeros acercamientos para el diálogo, después de casi 10 días de represión violenta, varios muertos y heridos. Sin embargo, aún existía confusión y rechazo, ya que el día 11 de octubre la Policía Nacional hizo una emboscada para reprimir la protesta social en los alrededores del edificio de la Asamblea Nacional. Los indígenas manifestaron que antes de la emboscada, ellos dieron de comer a un gran equipo de policías en muestra de paz, pero ellos atacaron poco tiempo después con mucha violencia.
De todas maneras, se confirma que el día 13 de octubre se dará el dialogo por la paz, el cual será transmitido por los medios de comunicación y redes sociales, bajo la supervisión y moderación de la ONU Ecuador y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
El domingo 13 de octubre de 2019 es un día histórico, ya que por primera vez acontece algo de esta magnitud e importancia. El presidente Lenin Moreno, junto a un grupo compuesto por distintos actores significativos del Estado, y Jaime Vargas, presidente de la CONAIE y sus compañeros de las distintas nacionalidades y organizaciones indígenas, se reúnen en una mesa de dialogo. En el diálogo se busca comunicar las inquietudes respecto al decreto 883 y el impacto que este tiene sobre la mayoría de la población ecuatoriana. Durante los días de paro, varias veces se manifestó que el paro se detendría, una vez que se derogue el decreto 883, sin embargo, eran ideas o pensamientos que se expresaban de forma espontánea en las calles.
Y fue en la mesa de dialogo, donde Jaime Vargas solicitó formalmente la derogatoria de este decreto para poder generar uno nuevo, donde el alcance sea mayor y se mejore la distribución de recursos a las personas que realmente los necesitan: campesinos, estudiantes, amas de casa, trabajadores, entre otros. Y por supuesto el levantamiento del paro.
El gobierno accedió a su solicitud y, por lo tanto, se da término oficial al paro nacional. Se acuerda la elaboración de un nuevo decreto, el cual debe ser realizado de manera integral, tomando en cuenta a los distintos sujetos anteriormente nombrados y las necesidades reales de los mismos. Las nacionalidades y organizaciones indígenas dejan la ciudad y retornan a sus casas. Quito vuelve a la normalidad.
Quito vuelve a tener paz, pero ¿cuál es la paz de la clase privilegiada?
Durante los 11 días de paralización a nivel nacional, pude escuchar y percibir rechazo hacia la movilización indígena. Aunque los primeros días también escuché el desprecio hacia los transportistas, los cuales son percibidos como “mal educados, insolentes, abusivos”, entre otras características de corte despectivo. También tuve la oportunidad de escuchar comentarios despectivos hacia el “pueblo”. La clase media quiteña en asenso no se sentía representada cada vez que los protestantes utilizaban esta palabra, ya que consideraban que estaban hablando únicamente por ellos mismos.
Por otro lado, leí comentarios en redes sociales, donde se decía que “al país se lo saca trabajando” y que todas las personas que se manifestaban en distintos espacios eran “vagas”. También, que la forma en que estos grupos “vandálicos” protestaban no era la “adecuada”, e inclusive existían individuos que apoyaban la represión por parte de la fuerza pública porque temían que los bienes públicos y privados fueran destruidos.
Los habitantes de sectores privilegiados continuaban con su vida cotidiana, aunque el día 11 de octubre, que fue feriado en Ecuador, no pudo ser disfrutado “al máximo” por este sector de la sociedad que aún veía ajena la causa que acontecía a metros de distancia de sus hogares. Escuché a personas adultas decir: “que les metan bala a esos indios”. En este tipo de conversaciones pude apreciar el poco conocimiento que estas personas tienen sobre el término “indio”, ya que este es utilizado para hacer referencia a las personas provenientes de India. De igual forma, estas personas conocen poco o nada acerca de las nacionalidades que existen en Ecuador, las cuales son reconocidas y protegidas por la constitución de 2008, donde nos reconocemos como un país y Estado plurinacional. Otras opiniones de los sectores privilegiados de la sociedad durante el día del dialogo; que las nacionalidades indígenas y Jaime Vargas “impusieron” al presidente que se derogue el decreto 883 y que por lo tanto es “naturaleza” de los pueblos indígenas pedir de esa manera que los indígenas “no entienden qué es dialogar”; que “por fin y gracias a Dios, el lunes el “pueblo” volvería a sus casas y, con eso, regresaría la paz a la ciudad”; y por favor “limpien” la ciudad (los protestantes) y que no vuelvan más”.
Así podría llenar páginas de páginas con comentarios y observaciones de discusiones que pude analizar en varios espacios donde confluye la clase social media quiteña en ascenso. Este grupo lamentablemente es capaz de expresarse únicamente a través la colinealidad, y esto sucede porque reproducen sin ser analíticos o críticos un discurso racializado y normalizado.
Se debe considerar que al igual que las demás clases sociales, dentro de esta también existe diferencias entre sus individuos. Esto quiere decir que existen personas muy privilegiadas, pero también otras que no son tan privilegiadas. Por esto, no se puede englobar y decir que todas tienen privilegios, ya que existen niveles entre ellos mismos.
Entonces, es esta clase social la que tiene mayores privilegios y facilidades en el acceso a créditos, a becas en el exterior, a plazas de trabajo en corporaciones multinacionales y hasta cargos de alto rango en el Estado ecuatoriano por “palancas” (contactos). Tienen acceso a, y además prefieren, la educación y salud privada de calidad; son aquellas personas que no utilizan el transporte público diariamente, ni frecuentan espacios de corte público. Ese es el grupo de personas que, durante 11 días, no pudieron ser empáticas y comprender la alteridad de los distintos grupos sociales que luchaban y reclamaban en las calles derechos que son necesarios para poder sobrevivir. Son personas que únicamente pensaron en como ellas estaban siendo perjudicadas con la paralización del país.
Es esa clase social descrita la que estuvo durante 11 días segura en sus casas, criticando desde sus sillones cómodamente o desde sus mesas llenas de comida, lo que estaba aconteciendo en su bella ciudad. Este grupo de sujetos expresaban cada que podían su repudio a la protesta social y la tachaban de ilegítima. No podían ver, hablar y sentir más allá de su privilegio. Así mismo, el día del diálogo por la paz, el grupo social descrito compartió en sus redes sociales durante horas que Ecuador perdió, a pesar de que Lenin Moreno exponía que ceder no quiere decir perder.
Se debe señalar, que la eliminación de los subsidios para grupos privilegiados no era una medida que afecte realmente o de manera significante a su economía. Pero si era una medida que perjudicaba a clases menos privilegiadas, que trabajan por ejemplo en el campo como agricultores y deben usar diésel para sus tractores o camiones para movilizar sus productos.
El gobierno señalo que la eliminación de subsidios era un sacrificio que debíamos hacer todos los ecuatorianos por el bien común. Pero en verdad:
- “Según cifras gubernamentales, estos dan cuenta de 1.500 millones de dólares de los más de 2.000 millones que esperan recuperar con todas las medidas juntas. El diésel, que sirve para el transporte pesado de mercancías y para el transporte público de pasajeros, da cuenta de 1.170 millones, mientras que la gasolina, que afecta ante todo a los automóviles privados, de propiedad de 25% de la población, explica los 330 millones restantes. Para ser más claros: el gobierno decidió que el 75% más pobre de la población, que usa el transporte público, debía pagar 78% del costo de la eliminación del subsidio, mientras que el 25% más rico de la población debía pagar el 22% restante”.
Para las clases más privilegiadas no sería un “sacrificio” real y muchas de ella estaban de acuerdo con la medida, es por esta razón que muchos opinaban que Lenin había cedido ante algo que para su percepción era correcto. Por otro lado, se alegraban profundamente de que el lunes 14 de octubre volvería la paz a la ciudad, que todo sería normal sin tanta gente “violenta”. Finalmente expusieron que sí existía tanto odio entre clases, era porque los mismos indígenas habían generado esto durante el tiempo de paro nacional.
La clase social media y alta en el país tiene nuevamente paz, se encuentran trabajando felizmente, recuperando los días perdidos, se sienten seguros en sus automóviles, retomaron sus espacios sociales porque todo volvió a la normalidad. Otros individuos pertenecientes a estas clases prefieren no comentar lo acontecido y regresar a su posición apolítica. En esto consiste su paz.
Pero ¿qué realmente es la paz para las demás clases sociales?
Según la Real Academia Española, la paz tiene varios significados:
- f. Situación en la que no existe lucha armada en un país o entre países.
- f. Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos.
- f. Estado de quien no está perturbado por ningún conflicto o inquietud. Disfrutar de una paz profunda.
Tomé únicamente tres significados, ya que son los que mayor relación tienen con la situación que aconteció en Ecuador en los últimos días. Si bien se dio por terminada la lucha armada —en el aspecto en que la fuerza pública dejo de reprimir a los manifestantes la relación de armonía entre personas sin ningún tipo de enfrentamiento o conflicto no es palpable si se toma en cuenta los comentarios anteriormente señalados. Esto quiere decir, que no existe esta armonía y menos aún respecto a la lucha de clases. Así mismo, es improbable que después de dicho conflicto exista paz cuando se toma en cuenta la definición como el “estado en que una persona no se encuentra perturbada por ninguna situación”; ya que esta situación no es absoluta para varios grupos sociales.
Por otro lado, si analizamos desde la sociología, se relaciona más con el aspecto de orden y desorden social. Aquí también se puede tomar la categoría de conflicto, ya que en la vida social se encuentra activamente presente. Si se observa, según Telleschi, se sabe que no existen sociedades netamente “pacificas”, ya que se convive cotidianamente en esta dinámica de orden y desorden. En este punto, considero oportuno expresar que el orden y el desorden pueden tener niveles, los cuales dependen de la sociedad y la cultura de cada sitio.
En los días del paro nacional hubo mucho desorden y caos, sin embargo, el Estado ecuatoriano, así como sus ciudadanos viven en un constante desorden, a nivel constitucional, judicial, procesal, burocrático, etc. Lo único en lo que difiere el desorden es en sus niveles.
Junto a esto quiero cuestionar lo que se viene planteando en estas semanas, donde se asegura que se perdió la paz únicamente durante el conflicto que se ocasionó durante la represión policial y militar hacia los protestantes. No obstante, si analiza en términos de armonía entre individuos y estado anímico, considero que no se ha obtenido paz en cuanto la represión militar se terminó. Puede ser que grupos privilegiados hayan vuelto a su cotidianidad, aquella donde los problemas sociales se basan en cosas “superficiales” con relación a la cotidianidad de grupos menos favorecidos. Esto quiere decir que la paz también es interpretada de acuerdo con el contexto económico, social, político y cultural.
Jaime Vargas, juntos a sus compañeros dirigentes de distintas organizaciones, expresaron y denunciaron públicamente la falta de preocupación y atención a los grupos más vulnerables y en estado de pobreza. Además, expresaron su descontento al respecto de la falta de alcance que las políticas públicas y medidas (como las del FMI) tienen para con las partes menos privilegiadas de la población ecuatoriana. Estas políticas en realidad incrementan las desigualdades sociales y la pobreza extrema, según expuso Jaime Vargas en la mesa de diálogo. En este aspecto, se puede considerar que no existe armonía ni tranquilidad entre los sujetos pertenecientes a estos grupos sociales vulnerables, ya que hace falta atención por parte del Estado y no en cuanto a “caprichos” y las supuestas “ventajas”—como los empresarios reclaman— sino en términos de necesidades básicas e igualdad de oportunidades.
Para el pueblo no hay paz, ya que han vivido 11 días de represión y violencia en nombre de la justicia social, y sigue sin existir paz hasta obtener seguridades sociales que les permitan desarrollarse de mejor manera, además de mejorar a nivel nacional la producción económica, educación y salud de personas olvidadas por el gobierno. Si bien para la clase media en ascenso, la paz regresó a nuestra ciudad, yo todavía observo muchas situaciones que hacen ruido y que en mi entendimiento no reflejan armonía o paz. Por ejemplo, si se camina por espacios, ni siquiera espacios marginales o en la periferia, sino en sectores bien posicionados de la ciudad, se observa a niños mendigando, trabajando o ayudando a sus padres a vender productos, en vez de estar estudiando. Eso ocurre a pesar de que es un derecho que todos los niños, niñas y adolescentes tienen.
Por otro lado, me incomoda muchísimo la corrupción normalizada y estructural que el país viene fortaleciendo desde tiempos inmemorables, así como la famosa frase para identificarnos “la viveza criolla” que hace referencia a la forma ágil de aprovecharse o sacar ventaja de cualquier situación que sea favorable, sin esfuerzos, para alcanzar metas y fines individuales, sin cuestionarse la ética detrás de cierta acción. Por ejemplo, “colarse” en las filas del banco o mandar a una persona de tercera edad para agilizar algún tipo de papeleo o tener en lugares para saltarse procesos burocráticos. Finalmente, me pregunto ¿dónde puede haber paz cuando no existe justicia e igualdad social? ¿Puede existir paz cuando la brecha entre las distintas clases sociales es muy grande y no se hace nada por cambiarla? Cuando existe odio y repudio al otro, cuando no existe empatía y comprensión, cuando no se tiene una posición política frente al mundo ─ y con esto no hago referencia a la derecha o izquierda sino a las acciones que el ser humano tiene en el mundo─ ¿cómo puede existir aquella paz de la que tanto habla la clase privilegiada de Quito y Ecuador?
Por el momento, se vive incertidumbre ya que el nuevo decreto está siendo elaborado y tomará algunos días para conocer las nuevas medidas económicas-sociales. Sin embargo, la mayoría de los ecuatorianos ha retornado a sus actividades diarias y se encuentra a la espera del resultado que los 11 días de paro, lucha, resistencia y demás, causó.
Gabriela Arias es egresada en Sociología con mención en Desarrollo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.