Opinión
Frutos Secos de un Amor de Primavera
por una realidad compartida cruel e injusta que nos trae a estas coyunturas un tanto aterradoras; y obvio, también por mi amor que se fue a causa de mi propia cobardía y egocentrismo
Por Diana Sofía Prag
- 25-01-2021
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¿Cómo se abre el corazón cuando las palabras no logran colmar aquello inexplicable que produce el amor? Los discursos suelen ir más rápido que las acciones, y así terminamos perdidxs en nuestro propio ego.
Digo esto a propósito de muchas oportunidades que tuve para demostrarle a aquella mujer, que me cambió la vida; y quizás ella, sin saberlo, siga cambiando otros mundos sin estar yo en el suyo. Su hermosa sonrisa, acompañada de esa perfecta constelación de lunares; fue para mí, desde el primer instante en que la vi, la revelación más clara sobre el sentido más intenso de la vida; aquel relacionado con el alma, porque me vino por intuición.
Es casual que intervengan acá, en esta mi historia; dos almas tan conocidas, y sin embargo dos egos tan disimiles como complementarios; que terminaron por alejarse sin darse cuenta de lo grande que pudieron ser juntos a pesar del poco tiempo que compartieron.
Como todo en la vida, lo único que existe es la dicotomía; el principio y el final, lo bueno y lo malo, lo complejo y lo simple. La apariencia de libre albedrío no es más sino la fórmula que tiene el universo para llevarnos por nuestra vida dándonos constantemente la oportunidad de elegir entre la dualidad. Se va configurando entonces nuestra realidad de acorde a nuestras propias decisiones y acciones, pero está igualmente sujeta, al desarrollo del todo en su curso natural; implicados en él, obviamente; el resto de las criaturas que sienten como nosotrxs, o tienen vida como nosotrxs.
“empiezo a sentir fortalecido mi espíritu; pues gracias a ella crecí, y realmente le amé como siempre me dijo que la amase: libre. ”
Y dado que la energía nunca se crea ni se destruye, mas solo se transforma; entonces el hecho de que el universo nos dé la oportunidad de nuestras vidas, con distintas miradas y diferentes alternativas; solo significa que el único objetivo propio es el aprendizaje. Así lo lógico, para lograr un bien común en este, el mundo de las experiencias del alma; es realmente hacer los cambios necesarios a nivel personal y dejar que el resto transite por su propio camino. Ir por la vida sin buscar tanto poder, ni haciendo tanto daño; solo aprendiendo y sintiendo, así de simple.
Se nos olvida fácilmente que aquellos espejismos que llamamos coincidencias o destinos; no son otra cosa sino resultados buscados por nosotrxs mismxs a cuenta de nuestras propias acciones conscientes, o inconscientes; éstas se materializan en la realidad de una manera aparentemente aleatoria, pero vienen definidas por lo elemental de la ley de causa y efecto con el agravante de los incontables aleteos de mariposas, al otro lado del océano.
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Yo entonces me encuentro debatida constantemente, por una realidad compartida cruel e injusta que nos trae a estas coyunturas un tanto aterradoras; y obvio, también por mi amor que se fue a causa de mi propia cobardía y egocentrismo. Es entonces, que con todo esto me pregunto: ¿quién soy y qué hago para mejorar mi universo entero?
Mi “autocondena” a este presente siniestro, y sin sus besos; es una consecuencia dolorosa que admito con orgullo, pues me ha hecho pensar cada vez más, en cómo actuar de manera que el universo se presente benefactor para mi ser y para el resto de lxs que me acompañan. De esta manera pretendo ayudar con lo que me corresponda, a mejorar todo este desastre creado por nuestra raza en nuestro mundo.
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Y aún con todo este dolor que por largos momentos me invade, ahora con la llegada de este año, empiezo a sentir fortalecido mi espíritu; pues gracias a ella crecí, y realmente le amé como siempre me dijo que la amase: libre.
Y aunque un poco lejano ya este día de confesíon; no cabe duda de que por este, mi amor fugaz; su compañía extraño y me veo ahora como una persona nueva que sigue amándola desde la lejanía, hecha con el recuerdo de una memoria donde estuvo la primavera de mi vida; aquella que me hizo despertar sobre lo que significa ser y amar; como unidad, a la totalidad.
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Diana Sofía Prag es nómada.