Cine y política

¿Los humanos podemos vivir sin torturar animales? Ralph dice que sí

esta autoridad y “supremacía” racional del humano, también lo obliga a comprender que tiene la consciencia para no caer en ciertos vicios como los de torturar seres vivos
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(Fuente: okchicas.com)

“…mi nombre es Ralph, soy un conejo como puede ver. Estoy ciego de mi ojo derecho y de esta oreja no escucho nada excepto un pitido como este…” Así comienza el cortometraje “Save Ralph”, escrito y dirigido por Spencer Susser, con la colaboración de importantes estrellas de cine y televisión como Taika Waititi, Zac Efron, Olivia Munn y el genial Ricky Gervais.

En menos de cuatro minutos este cortometraje nos muestra la vida (y muerte) de Ralph, un conejo que se encarga de servir de prueba para cosméticos y productos de limpieza para humanos. El cortometraje (que simula ser un documental) muestra como quemaron su piel, rompieron su cuello, inyectaron un producto directamente en el ojo dejándolo ciego (ahora de ambos ojos) y más. Si este pequeño resumen causa escalofríos, o si el cortometraje en sí les causó indignación; imagínense ser parte de los millones de ratones, conejos, monos, cerdos y otros animales con los que se experimenta “por el bien de los humanos”; quienes sufren estas quemaduras, inyecciones y demás tipos de tortura a diario.

Este cortometraje pretende concientizar a los humanos sobre los malos tratos que sufren animales, consigue abrir los ojos respecto a los terribles actos de tortura que algunas empresas realizan contra animales; pero tiene un trasfondo aún más profundo y filosófico detrás. La frase de Ralph: “Lo hacemos por los humanos… son muy superiores a los demás animales”; es una referencia directa del “especismo”.

El especismo es la discriminación y prejuicio; con base en una superioridad física, mental, moral o espiritual por pertenecer a otro tipo de especie. Es decir, el humano es más inteligente y/o tiene moral y/o tiene alma, por lo tanto, es superior a las demás especies; por lo tanto, puede someter a estas a ciertos actos en su beneficio. Este término (“speciesism”) acuñado por psicólogo inglés Richard D. Ryder en 1970; no es en sí novedoso, puesto que la mayoría de los filósofos y expertos en ética (como rama de la filosofía); sin utilizar este término, ya suponían inmediatamente que los humanos somos superiores a los demás animales.

como afirma Bentham: “la cuestión (de los animales) no es si ‘¿razonan?’ ni ‘¿piensan?’, sino ‘¿sufren?’”

Aristóteles mencionaba que los animales debían vivir sometidos a los hombres; San Agustín y Santo Tomás inferían que la irracionalidad de los animales permitía al hombre dominarlos y utilizarlos, pero sin ser crueles con ellos y; Descartes también calificaba a los animales como instrumentos al servicio de los humanos. Sin embargo, como veremos posteriormente, hay otros filósofos que directa o indirectamente, cuestionan el maltrato animal. Antes, analicemos algunas posturas filosóficas que nos ayudarán a entender la tortura animal filosóficamente.

El utilitarismo, es la corriente filosófica que establece que lo bueno o malo se determina según la utilidad para incrementar o reducir el bienestar humano de una acción. Un ejemplo sencillo es que talar un árbol para fabricar una silla donde apoyar los pies es malo; pero talar un árbol para generar leña, y así calentarse y no morir, es bueno. Del mismo modo, el utilitarismo puede utilizarse como un aspecto más a analizar para determinar si el uso de animales para fabricar cosméticos u otros productos es bueno o malo. Casi se podría simplificar el problema de Ralph, planteando que si se tortura a un animal sólo para que un humano se vea mejor está mal; pero si se tortura a un animal para fabricar una medicina que lo salve está bien. Sin embargo, el estudio de la ética ha evolucionado lo suficiente para determinar que el segundo caso tampoco está del todo bien.

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Save Ralph, (según analizó el equipo editorial de Cronistas), menciona a los cosméticos y productos de limpieza; donde quizás la crítica sea más fácil de hacer; pero ¿qué ocurre si a este tema sumamos a la ecuación las medicinas? En este caso el balance es ciertamente diferente, y moralmente mucho más complejo; prácticamente nos encontramos ante el dilema del tranvía en la vida real. A modo de resumirlo; estamos manejando un tranvía y nos damos cuenta que en los rieles de adelante hay una persona que morirá si el tranvía sigue; pero que si desviamos el tranvía a la derecha asesinaremos a cinco conejitos, pero salvando al humano ¿qué hacemos? Este famoso dilema puede fácilmente modificarse, por ejemplo, qué pasa si el tranvía solamente lastimará terriblemente a la persona, pero no lo asesinará; en cambio si lo giramos, seguiremos asesinando a cinco conejitos, ¿valdrá la pena? Porque en gran medida eso es lo que ocurre actualmente en el caso de las medicinas, torturamos salvajemente animales, pero por el bien de los humanos

Yéndonos a Kant y de Bentham, para aclarar un poco si el especismo permite que los hombres torturemos animales. La corriente que tiende a discrepar con el utilitarismo, es la deontología, que parte de que las acciones son buenas o malas, más allá de su consecuencia. Kant establece que los imperativos categóricos, son los supuestos a los que los humanos estamos obligados a cumplir y someternos; a lo que podemos interpretar que no torturar a ningún ser vivo debería ser un imperativo categórico de cualquier persona que tenga moral.

Kant fue un racionalista, que en más de un texto detallaba la diferencia entre el ser humano y los animales, a partir de la razón. Lo que nos permite entender que la explotación animal en post del ser racional podría a priori estar bien, sin embargo, esta autoridad y “supremacía” racional del humano, también lo obliga a comprender que tiene la conciencia para no caer en ciertos vicios como los de torturar seres vivos. Es así que una obligación moral del ser humano, como ser racional superior, es no causar sufrimiento a otras especies.

A modo de conclusión del excelente cortometraje de Humane Society International (HSI) , Ralph es un cortometraje que afortunadamente tendrá mucha repercusión en mérito a sus colaboradores y su estatus. Zac Efron y Ricky Gervais, desde plataformas distintas, influyen inmensamente en la sociedad, por lo que más allá de lo utópico que suene, quizás este cortometraje haga un pequeño cambio para que empresas gigantes dejen de torturar y utilizar animales. En caso que su especismo pueda más, estas empresas podrían leer a Kant y Bentham determinando que son tan superiores que no deben causar dolor a los animales; puesto que como afirma Bentham: “la cuestión (de los animales) no es si ‘¿razonan?’ ni ‘¿piensan?’, sino ‘¿sufren?’”

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