ENTREVISTA

Marcela Carbajo: “Me interesa publicar textos que promuevan el conocimiento de otras realidades”

Nacida en Buenos Aires, es traductora y editora. En el año 2018 fundó Empatía, primera editorial dedicada a la difusión de la literatura africana.

Por Julián Álvarez Sansone

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Marcela Carbajo

Marcela Carbajo nació en Buenos Aires en 1966. Es traductora y editora. Desde hace casi veinte años se desempeña también como responsable de una empresa de desarrollo de software. En el año 2018 fundó Empatía, primera editorial dedicada a la difusión de la literatura africana.

¿Cómo fue tu primer contacto con la literatura africana?

En realidad, siempre tuve muy poco contacto con la literatura africana, fundamentalmente porque no eran muchos los autores que llegaban a Argentina, más allá de Coetzee, Nadine Gordimer, Soyinka, todos premios Nobel. Fundamentalmente Coetzee, del que después del premio se publicó casi toda su obra. En los últimos años surgieron otros autores, como Chimamanda Adichie o Agualusa, pero siempre fue muy poco lo que se publicó tanto en Argentina como en el resto de América Latina.

¿Cómo surge la idea de fundar la Editorial Empatía?

Desde hacía un tiempo venía planeando armar un proyecto editorial. Uno de los aspectos que más interesaba, más allá por supuesto del valor literario, era publicar textos que aportaran un conocimiento sobre otras realidades, otras culturas. Y África surgió naturalmente como un continente con el cual creo que siempre hubo poco acercamiento.

¿Por qué “Empatía” y no “Zebra Letras” o algo por el estilo? ¿Cómo vinculás la literatura africana con la empatía? ¿Qué otras variantes se pensaron a la hora de definir el nombre de la editorial?

El nombre parte justamente de ese interés inicial en dar a conocer otras realidades a partir de sus ficciones. Creo que la ficción, ya sea por medio de la literatura o del cine, promueve un conocimiento más afectivo, más “empático”. Por ejemplo, no sé si tendríamos el mismo acercamiento a la década del 20 en Estados Unidos si no hubiéramos leído a Fitzgerald. Podemos leer en Wikipedia sobre los sucesivos golpes de estado en Nigeria, pero creo que al leer Esperando un ángel, de Helon Habila, uno puede empatizar con la vida de los nigerianos bajo los regímenes militares, y lo internaliza de otra manera. Lo mismo sucede con la vida cotidiana en Ruanda y los preámbulos del genocidio en La mujer descalza.

Y no solo a nivel temático. Noto cierto asombro en algunos lectores al leer nuestros libros, que podría resumirse en un comentario que recibimos en Facebook: “Qué sorpresa, escriben como nosotros”. Eso también genera empatía.

Libro del catálogo de "Empatía"

Siendo conocedora de la literatura latinoamericana y de la literatura africana. ¿Qué diferencias y semejanzas encontrás en éstas?

A nivel temático, podemos encontrar algunas coincidencias. Somos tercer mundo, hemos atravesado épocas oscuras y golpes militares perversos. En los escritores más jóvenes también compartimos preocupaciones como el lugar de la mujer en la sociedad, la violencia de la pobreza, las presiones para “triunfar”, etc. Pero evidentemente hay tópicos que en África son insoslayables y en América Latina no tienen demasiada relevancia. Pensemos por ejemplo en las luchas por la independencia. Los países africanos se independizaron en la década del sesenta, setenta. Los escritores vivieron su infancia e incluso su juventud bajo el dominio de los imperios, participaron en las luchas. Es una marca muy fuerte.

En cuanto al estilo o los géneros, hay una marca de realismo mágico (como para hacer algún paralelo), que todavía es fuerte en África. La cultura tribal, los ritos, las visitas a las dibias (o brujas) es todavía moneda corriente en el continente, y quizás sea por eso que lo sobrenatural entra en la vida cotidiana con una fuerza que hace mucho se perdió en nuestra literatura.

¿Qué características tiene que tener un escritor africano para trascender y ser leído en Europa, Estados Unidos o América Latina?

Básicamente trascienden los escritores que han ganado premios y que, en general, se encuentran actualmente viviendo fuera de África. En España y en Francia los autores africanos tienen más eco, probablemente por su cercanía geográfica. Sobre todo en España hay algunas editoriales independientes que se ocupan de publicar literatura del continente.

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¿Qué criterios usás para elegir los autores que vas a publicar en la Editorial Empatía? Por ejemplo, por qué se publica al nigeriano Helon Habila y no a Wole Soyinka?

Al principio fue difícil. Hubo un trabajo de investigación y de lectura de varios meses. Empezamos tratando de ubicar a los considerados “padres” y “madres”, que sabíamos que teníamos que publicar. Es el caso de Buchi Emecheta, Ngugi wa Thiong´o o Nuruddin Farah. También queríamos incluir a los jóvenes que actualmente son un nombre de peso.

Una vez que elegimos a los escritores “para arrancar”, nos enfrentamos al paso siguiente: poder ubicarlos, poder conseguir los derechos. Fue complejo al principio, pero contamos con el entusiasmo con que varios de ellos se sumaron al proyecto y aportaron información.

Haciendo un balance y un análisis de tu rico catálogo, vemos que hay escritores del Norte de África (como el argelino Jean Noel Pancrazi), del Cuerno de África (Nuruddin Farah de Somalía y el keniata Ngugi Wa Thing´o), del África Occidental (el nigeriano Helon Habila y Kossi Efoui de Togo), y del África Central, con la ruandesa Scholastique Mukasonga. ¿Piensan avanzar en los próximos años con escritores del África Austral como el mozambiqueño Mia Couto, el angoleño José Eduardo Agualusa o John Maxwell Coetzee de Sudáfrica?

Sí, estamos tratando de conseguir textos que puedan representar a todos los países posibles. No creo que publiquemos a Couto o a Agualusa, porque ya circulan bastante. Pero seguramente encontremos otras voces del África Austral.

El problema es que es mucho más fácil acceder a la literatura de algunos países que de otros. Nigeria, Kenia, Uganda, tienen festivales literarios, premios, etc. Pero descubrir “joyas” en la literatura de Burundi o Suazilandia está resultando mucho más difícil.

Siguiendo con el análisis del catálogo de tu editorial… se observa que las publicaciones se engloban dentro de lo que sería la narrativa (novelas y cuentos). ¿Piensan en algún momento publicar poetas o ensayistas africanos?

Dentro de la programación de este año, tenemos a una gran poeta de Angola. También está la idea de publicar ensayos, pero el primer título saldrá seguramente a principios del 2022. Es una editorial chica, y los lectores que evaluamos las obras somos pocos, así que los tiempos no son a veces los que nos gustarían.

Puntualmente, con respecto a la pandemia… ¿Qué estrategias y cambios debieron realizar durante el 2020 desde la Editorial Empatía, para adaptarse a este contexto? ¿Lanzaron libros en formato digital?

Lanzamos tres títulos en formato digital. Tuvimos varios meses de cero actividad comercial en las librerías, que estaban cerradas, y nosotros no vendemos en forma directa. Pero aprovechamos ese tiempo para trabajar en nuestros próximos libros. Más allá del estancamiento comercial, por suerte pudimos cumplir con el cronograma de publicaciones que habíamos trazado.

¿Cómo estás organizando la actividad de tu editorial para este 2021? ¿Puede haber un adelanto de las futuras novedades de la hermosa Editorial Empatía?

Nuestro próximo libro sale a mediados de febrero, y es un enorme orgullo para nosotros poder publicarlo. Se trata de Delicias de la maternidad, una obra extraordinaria de la escritora nigeriana Buchi Emecheta publicado por primera vez en Londres en 1979. Este libro se publicó en Brasil en 2018 y fue considerado uno de los libros del año.

Le seguirán Explicación de la noche, de Edem Awumey, y Pez Tropical, una colección de cuentos de la escritora ugandesa Doreen Baingana.

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