ENTREVISTA

Mariana Kruk: “Mis autores favoritos fueron cambiando con el correr de los años”

En la entrevista, nos cuenta cómo sus autores favoritos fueron cambiando a lo largo de los años, nos habla de la economía de las palabras y de su amor por la poesía. También, nos habla largo y tendido de su nuevo libro “Todos los poemas son poemas de amor”

Por Julián Álvarez Sansone

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Mariana Kruk

Mariana Kruk nació un martes de lluvia torrencial el 31 de mayo de 1983. Es poeta, editora y gestora cultural. Dicta talleres de poesía y dirige Halley Ediciones. Escribe poemas de amor, como si se pudiera escribir de otra cosa.

En el marco de un diciembre cálido y caótico, aceptó ser entrevistada por Julián Álvarez Sansone, de Cronistas Latinoamericanos. En la entrevista, nos cuenta cómo sus autores favoritos fueron cambiando a lo largo de los años, nos habla de la economía de las palabras y de su amor por la poesía. También, nos habla largo y tendido de su nuevo libro “Todos los poemas son poemas de amor” (Azul Francia, 2020), y de cómo debió adaptarse su editorial Halley Ediciones a la “nueva normalidad” que nos deja esta pandemia.

¿Cuáles son tus autores favoritos? ¿Creés que de alguna manera influyeron en tu escritura?

Empecé a leer poesía desde muy chica. A los 9 años me regalaron mi primera antología de poemas, incluía autores como Benedetti, Gelman, Pizarnik… algunos de ellos se volvieron entrañables para mí. De Benedetti rescaté la simpleza, tan necesaria para mí en un poema, de Gelman lo lúdico, y así. Uno siempre está influido por lo que lee, creo yo, por lo que escucha también. Mis autores favoritos fueron cambiando con el correr de los años, hoy no sé si podría elegir uno solo. Si esta misma pregunta me la hacías hace unos años quizás respondía otra cosa y si me la hicieras mañana, también. Pero sí hay autores que son como un tutor para mí, siempre vuelvo a Santoro, Constantini, Trejo, Sietecase. Actualmente estoy enamorada de Cecilia Collazo. Y en prosa, mis indispensables son Leila Guerriero y Martín Caparrós, hace no mucho descubrí a Lorrie Moore y me tiene boba.

En general, ¿Qué te motiva a escribir?

Leer me motiva a escribir y escribir también me motiva a escribir. Dicto talleres de poesía que tienen un tinte muy epistolar, soy de escribir cartas, las electrónicas y las de papel, todavía. Llevo un diario y eso me motiva a escribir. Soy una convencida de que el ejercicio de la prosa es muy bueno para aceitar la maquinaria de la escritura. Al menos a mí me resulta así.

¿Qué esperás que los lectores encuentren en este poemario?

Uno siempre espera que el otro se sienta reflejado en algún verso, que algo de lo que uno escribió toque las fibras de alguien más. Pero hace rato dejé de pretender que los lectores lean exactamente lo que quise escribir. El poema renace en cada lectura, el otro lo reescribe al leerlo. Hay que asumir eso. Yo me contento con que el libro circule, que no es poco decir.

¿Por qué optaste por un título tan holístico? ¿Realmente considerás que todos los poemas son poemas de amor?

No había pensado en el título como algo holístico, pero ahora que lo decís, puede ser. Creo que escribir en sí es un acto de amor, hacia la palabra, hacia uno mismo, en principio. Yo escribo porque me hace bien, y de ahí se desprenden un montón de otras cosas. Pero creo además en el amor como fuerza motora, un poema religioso, un poema político, un poema social, un poema de desamor es también un poema de amor. Creo que hay mucho prejuicio al decir leo poemas de amor, o escribo poemas de amor. Como si escribir acerca del amor, y ya te hablo del amor amoroso, romántico, estuviera mal. Como si el amor fuera una sonsera, algo a lo que restarle importancia. Como si escribir acerca de otros temas no estuviera vinculado directamente, también, con el amor. En mi libro hay muy pocos poemas de amor romántico, pero eso no quita que todos los poemas que están en el libro sean poemas de amor.

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En una de las páginas del poemario (pág 13) escribís que “la edición sobre cualquier hecho que se narre es, por definición, imperfecta”… Como editora, ¿Por qué lo ves así?

Lo veo así en general en la vida. Lo que estoy respondiendo en esta entrevista es seguramente una edición imperfecta de lo que quiero decir. La mayoría de las vivencias son intransferibles. Escribimos intentando darle al otro eso que vivimos, eso que pensamos, pero nunca será algo absolutamente fiel. Por eso mismo, creo, sigo escribiendo. Siempre queda algo afuera, en una conversación con un amigo, en un poema, en un libro al momento de editarlo, también.

En el poema “Consejos”, planteás que “nadie debiera pasar por esta vida sin haber leído a Mario Trejo”. ¿Por qué brindás ese consejo a los lectores? ¿Qué importancia tiene este poeta y dramaturgo argentino para vos?

Dije Trejo como pudiera haber dicho cualquier otro poeta, aunque es cierto que adoro a Trejo y que seguramente cuando escribí ese poema estaba otra vez “en una relación” con él. La intención de esa serie de poemas tiene su cierre en el último, esta cosa de “yo no soy nadie para dar consejos” y es así, nadie lo es. Pero sí es cierto que si tuviera esa potestad le diría al mundo: “lean poesía”.

En otro de los poemas escribís “escribo buscando el fondo”. Particularmente, ¿Qué te motivó a escribir “Todos los poemas son poemas de amor”? ¿A qué clase de fondo hace referencia ese “fondo” que se menciona en el poema?

El fondo es un poco eso, lo que se agota, donde termina todo, el último latido. Vinculo esta pregunta con una anterior, nunca terminamos de decirlo todo. Escribir es en un punto, una búsqueda para dejar de hacerlo, los temas son más o menos siempre los mismos, si seguimos escribiendo sobre ellos es porque queremos agotarlos, pero –afortunadamente– nunca podremos hacerlo. Al escribir tiramos de una cuerda que, sabemos, no se va a cortar.

En una parte del temario se plantea una dicotomía interesante entre “escribir un poema breve que contenga” o “escribir un poema largo que se sostenga”. En la misma página admitís preferir la primera opción pero lógicamente el poema no brinda una explicación. Así, me resulta interesante indagar en las causas de esto: ¿Por qué optas por un poema breve que contenga? ¿De qué modo asociás a la poesía con la contención?

La poesía es un espacio de contención para mí, leerla y escribirla, tal vez más lo primero. Es algo que me sostiene. Pero el juego de ese poema pasa también por las formas. Yo escribo poesía breve, pero no siempre fue así, entonces conozco las dificultades y los beneficios de ambos ejercicios. Es tan difícil decir mucho en pocas palabras (que el poema contenga el sentido) como sostenerlo en la duración de un poema largo (que el poema no pierda el sentido). Soy una enamorada de la economía de las palabras y hace rato elegí investigar este modo de escritura que me resulta estimulante.


En otras de las páginas (pág 41), planteás que “no es posible escribir un poema sin fe”. ¿Creés que de alguna manera la poesía se vincula con cuestiones religiosas? ¿Por qué pensaste en cuestiones de “fe” y no de “confianza” o “esperanza”?

Para mí son la misma cosa, confiar es tener fe, tener fe es confiar, tener fe es tener esperanza, para tener esperanza hace falta fe. Van de la mano. Fe me parece una palabra preciosa y precisamente lo que quise hacer es alejarme de las cuestiones religiosas. La palabra fe no necesariamente está vinculada exclusivamente a una religión. Creo que también hay un prejuicio con la palabra fe. A mí me resulta necesaria, vital.

Ya que sos editora y estamos finalizando el año… me interesa preguntarte ¿Qué balance hacés de este año desde tu editorial “Halley Ediciones”? ¿De qué modo les golpeó la pandemia?

Fue un año muy convulso, cuando arrancó la pandemia pensé que no habría más editorial, no sólo se presentó el problema de qué hacer con los libros en cola, sino que también estaban todos los libros que quedaron sin poder presentarse ¡y sin Feria del libro!, además. Esto nos llegó a fines de marzo y Halley había tirado toda la carne al asador para la Feria. Fue complejo, pero con el correr de las semanas aparecieron ideas y de a poco todo empezó a reactivar, de otro modo, todo. Nadie quiere atravesar por una crisis tan grande, pero estoy agradecida por haberla vivido. Aprendí muchísimo en este 2020 pandémico.

¿Qué medidas tomaron para mitigar el impacto de la pandemia? ¿Apostaron a la venta online o lograron digitalizar parte del catálogo?

Digitalizamos gran parte del catálogo, sí. Comencé a editar libros sólo a través de la preventa. Que es un sistema amable para el autor, además. Creo que es una modalidad que llegó para quedarse. En mi caso particular aposté a seguir editando autores con tiradas más chicas en lugar de reducir la cantidad de ediciones. Entendiendo que el papel es indispensable para algunos de nosotros, y un lujo hoy en día, pero que lo digital trae beneficios de alcance maravillosos e insospechados. Para darnos el gusto, están los libros en papel, pero la gran llegada está en lo digital.

¿Dónde y cómo se consigue tu poemario?

Quedan muy poquitos ejemplares sólo en papel (de momento) y se consiguen a través de la editorial. Pueden escribir a [email protected] que mi hermosa editora, Francisca Mauas, gestionará la venta.

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