entrevista
Valentina Varas: “Para mí escribir es un proceso triple: busco entender, sentir y sanar”
Por Julián Álvarez Sansone
- 25-10-2020
Valentina Varas nació en Buenos Aires en 1991. Es la menor de cuatro hermanas, celíaca y doble acuario con luna en géminis. Publicó dos libros de poesía: La velocidad de una fiesta (Pánico el pánico, 2016) y Volcán (Caleta Olivia, 2018), y un compilado español de esos dos volúmenes, “De todas las cosas que nunca entendí siempre vas a ser mi favorita” (Liliputienses, 2019). “Lo comprendo y deseo continuar” (Caleta Olivia. 2020) es su tercer libro.
En el marco de una pandemia que avanza y ya pasó el millón de casos en la Argentina, una Valentina Varas recuperada responde las preguntas propuestas por Julián Álvarez Sansone. En esta entrevista, nos habla de sus poetas favoritos, sus influencias, sobre su nuevo libro (en particular y comparándolo con los anteriores), sobre la emergente literatura femenina y juvenil y sobre sus futuros proyectos, entre otras cosas.
¿Cuáles son tus poetas favoritos? ¿Creés que de alguna manera influyeron en tu escritura?
Me cuesta elegir, así que la lista es larga: Ana Inés López, Anne Carson, Fabián Casas, Jimena Arnolfi, Mariano Blatt, Marina Mariasch, Mary Oliver, Natalia Romero, Robin Myers, Silvina Giaganti, Sam Pink, Spencer Madsen, Walter Lezcano, Wisława Szymborska. No solo influyeron muchísimo en mi escritura, sino también en mi forma de ver el mundo y mi percepción. Leer (y escribir) poesía es prestar atención a los detalles que nos permiten congelar e inmortalizar un momento. Cada unx de ellxs me enseñó dónde poner el foco y cómo vincularme en y con distintos ámbitos: Mary Oliver y Jimena Arnolfi en la naturaleza, Silvina Giaganti en la nostalgia introspectiva, Robin Myers en el lenguaje y lo foráneo; Ana Inés López y Walter Lezcano en lo cotidiano. Hay algo de la poesía que tiene que ver con volver tangible y memorable lo imperceptible, no solo traerlo a la superficie sino hasta ponerlo en una vitrina, y eso lo aprendí de estxs autores, que atraviesan diversas épocas y fronteras pero comparten una sensibilidad aguda y fresca que me acerca y me hace permeable.
¿En general, qué te motiva a escribir?
Para mí escribir es un ejercicio triple (el autocorrector lo cambió a “triste”): busco entender, sentir y sanar. En general, la pulsión de escribir aparece como una urgencia, un deseo imprevisto de sacar algo que está adentro y necesita salir. Para eso, primero tengo que darle forma. Mi proceso de escritura es bastante caótico y carente de método. O quizás tiene un método y es uno desordenado. La mayoría de los poemas que escribo empiezan como notas en mi teléfono, mensajes en un chat conmigo misma, borradores de mail. Hace un tiempo me da vueltas en la cabeza la frase “cada poema es un testamento”, no sé cómo apareció esa idea pero estoy tratando de darle forma o descartarla. Suelo escribir sobre vínculos sexoafectivos, sobre todo de amor romántico y lo que eso implica en las distintas etapas de su ciclo de vida, desde mi punto de vista y con las preguntas que me atraviesan. De alguna manera, escribo para documentar y registrar lo que existe, lo que está, tanto adentro como afuera, y las conexiones que se trazan entre esos dos mundos.
“Hay algo de la poesía que tiene que ver con volver tangible y memorable lo imperceptible, no solo traerlo a la superficie sino hasta ponerlo en una vitrina ”
Particularmente, ¿Qué te motivó a escribir “Lo comprendo y deseo continuar”?
En septiembre de 2018, justo después de la presentación de Volcán, me fui unos meses a vivir a otro país y hacer un experimento de soledad en el invierno nórdico financiado por Freelos. Me fui con la intención de escribir una novela y solo pude escribir unas 10.000 palabras antes de volver a caer en el hábito de los versos ansiosos y los montajes sensoriales. Escribí los poemas de Lo comprendo y deseo continuar entre agosto de 2018 y febrero de 2020, me acompañaron en esos días de pocas horas de sol y también en mi vuelta a Buenos Aires, con nuevos comienzos en lugares ya conocidos. Son poemas que escribí para entender lo que pasaba y me pasaba en un período de muchos cambios, para frenar, observar, pensarme y seguir. No estoy segura de creer en la astrología, pero me gusta pensar que este libro es como una crónica de mi primer retorno de Saturno. A eso apunta el título –cinco palabras de las cuales tres son verbos, y verbos particularmente cargados: comprender, desear, continuar.
¿Cuál crees que es el poema más representativo del libro y por qué?
Dorado, porque es un poema que, si bien fue uno de los primeros que escribí, conserva su vigencia y relevancia a lo largo del libro, incluso acompañando poemas que escribí casi dos años más tarde. Por eso lo elegimos con Ignacio del Campo para el book trailer que hicimos:
Dorado
No sé si me voy a empezar algo,
a buscar algo, o a cerrar algo.
Sé que me voy porque quiero
extrañar bien con calma,
voy a probar con no estar.
Todo duele, qué sé yo,
es difícil reconocerse en los errores.
En algún momento más adelante
voy a poder decir
“era chica”:
hacerse el boludo siempre
va a ser una opción.
Cuesta alejarse de eso,
olvidarse de eso,
o mejor acordarse
y voluntariamente elegir
otro camino.
Perdón a todos.
No di lo mejor.
Y sí, podría hablar del terror,
de la soledad,
podría hablar de la incertidumbre,
de dar mucho siempre
con miedo a ser
la que más ama de los dos,
y podría, también, decir que me voy
porque no sé querer estando cerca
o que me voy a un lugar donde
no conozca a nadie y quiera a todos.
Quiero tener un ratito
el pecho liviano,
frío y nevado,
liso para sentir
un puntito dorado
que cae sobre mí.
Lo más leído
¿Qué esperas que los lectores encuentren en tus poemas?
Compañía, empatía y curiosidad. Espero que se sientan menos solxs, con ganas de escribir y de prestar atención a lo que vivan.
¿Cómo se relaciona este libro con respecto a tus dos publicaciones anteriores: “La velocidad de una fiesta” y “Volcán” ?
De alguna forma, este libro es una continuación de los dos anteriores, por el simple hecho de ser poesía autorreferencial o autobiográfica. Sin embargo, creo que hay una evolución de un libro a otro. Me parece que Lo comprendo y deseo continuar es un libro que toca temáticas y preguntas un poco más adultas y que las aborda con mayor economía y minimalismo; son poemas más cortos, pero no por eso más livianos.
En los últimos años las mujeres han tomado un rol protagónico muy admirable en el campo de la literatura argentina a partir de su talento y grandes escrituras. Me refiero a escritoras como Claudia Piñeyro, Gabriela Cabezón Cámara, Samantha Schweblin, María Gainza, Mariana Enríquez, etc. ¿Cómo explicás ese suceso que se está dando en la literatura argentina?
Mi lectura de ese fenómeno –que no debería ser tal, es algo que tendría que haber sido siempre así– es que va de la mano o entra en el paraguas de un cambio más grande que se está dando gracias al feminismo. Tenemos la suerte de estar viviendo un momento histórico en el que las mujeres tenemos una voz y ponemos temas en agenda, movemos multitudes y tomamos lugares que es necesario que sean ocupados por mujeres. Eso incluye, por supuesto, a la cultura. En la literatura veo una fuerte presencia femenina en los catálogos y en las listas de recomendaciones y ventas. Me alegra y me llena de optimismo, pero todavía estamos muy atrasadxs, no solo en los grandes temas, como la pendiente y urgente legalización del aborto, la falta de justicia en los incontables casos de violencia de género y femicidios, y la brecha salarial, sino también en muchos ámbitos en los que hemos naturalizado el protagonismo y la preponderancia de los hombres: medios, consumo cultural (música, cine, teatro), y gobierno, entre otros.
En estos últimos años han surgido en Argentina voces nuevas, jóvenes y frescas dentro de la literatura en general y de la poesía en particular. ¿Qué poetas jóvenes y contemporáneos recomendarías leer y por qué?
Además de lxs que nombré en la primera pregunta, recomiendo leer a: Agustina Amabile, Carla Quevedo, Clara Muschietti, Daiana Henderson, Flavia Calise, Flor Defelippe, Georgina Tofé, Gustavo Yuste, Laura Wittner, Malén Denis, Marina Yuszczuk, Marina Alessio, Micaela Szyniak, Nurit Kasztelan, Patricia Gonzalez Lopez, Valeria Tentoni y Victoria Zerdá. Es importante leer a poetas jóvenes y contemporáneos por su visión fresca y porque escriben sobre lo que está pasando ahora, compartimos contextos y problemáticas coyunturales.
Para estar siempre ampliando bibliotecas y con el radar activo, estén pendientes a los catálogos de editoriales que publican poetas jóvenes: Caleta Olivia, Pánico el Pánico, Santos Locos, Concreto, Entre Ríos, Zindo & Gafuri, y a las recomendaciones de librerías independientes atendidas por librerxs apasionados: Céspedes Libros, Jacarandá Librería, La Vecina Libros, Banana Libros.
Mira:
¿En qué otro proyecto estás trabajando últimamente?
Desde el año pasado damos talleres de poesía con Georgina Tofé (también publicada por Caleta Olivia) bajo el nombre fantasía que le dimos a nuestra sociedad: Poesía Carranza. Cuando empezó la cuarentena adoptamos la virtualidad y seguimos firmes, después de siete meses, con los encuentros semanales de los martes, sin pausa y con un grupo hermoso de tallarines. Poesía Carranza también tiene:
- un newsletter, Ramal, que sale todos los sábados. Cada envío incluye dos poemas y una mini playlist, todo nucleado bajo una misma temática que varía en cada entrega.
- unas cartas virtuales para activar la creatividad, en cualquier disciplina o arte.
- planes avanzados para llevar la propuesta de las cartas (no esas mismas, sino un deck nuevo, diferente, portátil y lúdico) a la realidad física y material.
Por mi parte, también tengo un programa de radio, Amerizaje, que sale en vivo todos los miércoles a las 19:00 por warro.
En cuanto a la escritura, estoy empezando algo y, como siempre en esta instancia, no sé qué forma va a tener. Por ahora es un archivo de 16 páginas en Google Docs que es lo más parecido a un diario íntimo que tuve en mis 29 años.