Opinión
Vanina Colagiovanni: “La corrección es un trabajo que me encanta”
Julián Álvarez Sansone
- 26-08-2020

Vanina Colagiovanni nació en Buenos Aires en 1976. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA); también estudió Letras. Desde 2007 es editora de Gog & Magog y se dedica a la gestión cultural. Ha publicado una novela, Laguna (Bajo la Luna, 2016), y cuatro libros de poesía Travelling (2004), Sala de espera (2007) y Lo último que se esfuma (2011) por Gog & Magog y “Una no elige cuándo caerse” (2020, Caleta Olivia). Participó de diversas antologías de cuentos y poesías publicadas en Israel, Chile, República Dominicana y Argentina. En medio del contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (A.S.PO), accedió a ser entrevistada por Julián Álvarez Sansone, de Cronistas Latinoamericanos. En la entrevista, habló de sus autores favoritos, del trabajo del editor, de su nuevo libro publicado recientemente por la FED, de las estrategias de su editorial durante la pandemia y también de sus próximos proyectos.
¿Cuáles son tus autores favoritos? ¿Creés que de alguna manera influyeron en tu escritura?
Tengo muchísimos autores y autoras favoritos y van cambiando. Por mi tarea de editora leo mucha poesía. Un poeta me lleva a otro. Hablamos de poetas, no de narradores que también leo mucho, pero es un tema aparte. En este momento estoy fascinada con Stag’s leap de Sharon Olds, lo estoy leyendo en inglés. También con Novísimos, el libro póstumo de Juana Bignozzi, que me pareció bellísimo y me impulsó a escribir sobre ella, algo que quería hacer hace tiempo. Otra joya que leí recientemente es El libro de Tamar de la gran poeta Tamara Kamenszain. Siempre vuelvo a Enrique Lihn, a Mirta Rosenberg. Otras poetas que estuve leyendo recientemente y me encantaron son Robin Myers, María Lucesole, Mariana Spada. No sé si influyen en mi escritura de forma directa, lo que sí creo que es leo permanentemente y algo de eso se cuela en la música de lo que escribo. Y estoy segura de que para escribir necesito leer mucho, compulsivamente.
En este libro de poemas, Una no elige cuándo caerse (Caleta Olivia, 2020), pienso puntualmente que hay varias influencias poéticas. Algunas citadas de forma directa en los epígrafes como Edgar Bayley, Osvaldo Bossi y Laura Wittner, otras más elusivas o encriptadas como Louise Glück.
"Después de un tiempo sin escribir, sin leer, muy complicado por una crisis personal volví a encontrar el impulso de la escritura muy de a poco.
Particularmente, ¿Qué te motivó a escribir “Una no elige cuándo caerse”?
Después de un tiempo sin escribir, sin leer, muy complicado por una crisis personal —me separé de mi compañero de 14 años— volví a encontrar el impulso de la escritura muy de a poco. Tuve un tiempo de narrativa, básicamente de escribir cuentos. Pero siempre en paralelo aparecían los poemas, como haciéndose lugar entre tanto giro sintáctico y lógico que a veces me cansa. Los poemas con su melodía, con su ordenamiento particular, aliteración, ritmo, tienen una verdad incomparable a veces, aparecían en mi escritura y era clarísimo que no eran cuentos, que una música de otro orden estaba irrumpiendo. Se fueron agrupando en un mismo archivo. Cuando Pablo Gabo Moreno, el editor de Caleta Olivia, me preguntó si tenía un libro para publicar, acepté su oferta tan generosa y tentadora —porque Caleta Olivia me parece un sello precioso y un catálogo muy sólido— y le pedí que me diera un tiempo para darle forma. Entonces comenzó el trabajo de corrección, de armado, de re-lectura y de edición del material. Lo dividí en dos partes, haciendo un juego con el adentro y el afuera de una casa familiar, la primera parte narra el interior de una familia y la segunda la intemperie, los caminos que se toman cuando esa casa familiar ya no está más. El libro es el relato de una crisis, pero de una crisis luminosa, como dice Ariadna Castellarnau en la contratapa, de la alegría después del dolor.
La corrección es un trabajo que me encanta, el corte y el ordenamiento, más de cirujano. Es curioso porque el primer poema habla de un cirujano que se lava las manos entre operación y operación. Está dedicado a mi papá y surge de una conversación con él. Cantidad de veces los poemas salen de algo que alguien dijo —quizás hace años— y que queda dando vueltas hasta que un día el inconsciente lo trae, una lo traduce a palabras, a ritmo, lo fija y se da la alquimia del poema, que después pule y trabaja, en un segundo momento hasta su forma, no diría definitiva, pero sí esa que termina siendo la que se imprime.
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¿Qué esperás que los lectores encuentren en tus poemas?
Me da mucho pudor decir eso, pero sí te puedo decir lo que me gusta a mí encontrar en un poema de otro: Una imagen que perdure, pregnante, que como dice Alicia Genovese en un ensayo, provenga de una emoción y provoque un plus, un excedente, un ensanchamiento de la capacidad sensorial, de aquello que quien escribe sabe de sí mismo y del mundo que lo rodea.
¿Puntualmente, qué estrategias y cambios debieron realizar durante este año desde tu editorial, Gog y Magog, para adaptarse a este contexto?
Las estrategias que fuimos encontrando para superar este momento son 4: 1) Atender muy de cerca las necesidades de las librerías independientes que hacen un trabajo enorme vendiendo nuestras novedades y recomendando libros. Difundimos las publicaciones que hacen, sugerimos a los lectores que vayan a los sitios de las que venden online. También recomendamos a muchos libreros del interior del país; 2) Pusimos mucho esfuerzo en la venta online a todo el país, en CABA con envíos gratuitos si compran dos o más libros, esto movilizó mucho el catalogo de fondo, libros que no se conseguían en librerías porque ya tienen varios años; 3) nos asociamos con Caleta Olivia y hacemos combos y envíos conjuntos de novedades o libros de nuestro catálogo que “maridan” entre sí, por ejemplo El pájaro rojo de Mary Oliver y La materia de este mundo de Sharon Olds. Esto tuvo muchísima respuesta. Muy buena experiencia con Caleta, la unión fortaleció a los dos proyectos y 4) Estamos apostando también a migrar parte de nuestro catálogo a digital. Ya tenemos 15 títulos en Epub e iremos por más.
Me parece que la pandemia puede ser una oportunidad y en todo caso no queda más que unirse, organizarse y pedir cambios en el sector y también actualizarse, en cuanto a la venta online, el marketing digital y el catálogo en epub.
Como editora, ¿Qué balance hacés de la FED 2020?
La FED 2020 me sorprendió muchísimo. Más allá de que siempre es una fiesta, la organización es impecable y son muy receptivos a las ideas de mejora, en este caso, era una incógnita cómo iba a salir. Nuestra experiencia fue muy buena, hicimos una presentación de nuestros libros con Laura Wittner por YouTube y salió buenísima.
Lo único que sucedió es que al ser todo simultáneo no tuve oportunidad de ver casi nada de los eventos de mis colegas, pero como todo queda grabado ya lo iré haciendo.
¿En qué otro proyecto literario estás trabajando últimamente?
Tengo un libro de cuentos terminado. Mi primer libro de cuentos. Son todas historias independientes pero que, a la vez, se pueden leer conectadas entre sí. Estoy muy feliz porque en plena pandemia encontró editorial. Va a salir publicado en 2021.